Cuando los familiares no pueden ¿Quién los cuida?

21 junio, 2017

Cuando los familiares no pueden, por cuestiones de trabajo o situaciones en particular, atender a sus mayores, suelen depositar toda su confianza en un cuidador a domicilio de gente mayor. Esta profesión requiere, pues, de personas responsables y formadas, con destreza y agilidad para movilizar al anciano y, sobre todo, un alto grado de empatía ante esa persona mayor que necesita más que nunca de respeto y de cariño.

El cuidador de ancianos llevará a cabo una tarea de enorme responsabilidad y compromiso. El siguiente listado con consejos para el cuidado de gente mayor está pensado para proporcionar a quienes decidan dedicarse a esta profesión una guía útil sobre algunos puntos fundamentales para su desempeño.

Cuidados básicos de la persona mayor:

A nivel físico:

Atender convenientemente la higiene personal.
Administrar la medicación con suma responsabilidad.
Colaborar en la movilización corporal y en el desplazamiento, tratando de que la persona mayor conserve su autonomía durante el mayor tiempo posible.
Estar atentos a los cambios o alteraciones en los ojos, en la piel y en las uñas.
Cuidar de que reciba una buena alimentación y de que se encuentre correctamente hidratado.
Vigilar el funcionamiento gastrointestinal y urinario.

A nivel psíquico:

Estar al tanto de su estado anímico.
Vigilar los cambios en su nivel de conciencia.
Observar sus momentos de descanso y estar atentos a las alteraciones del sueño que pudiera llegar a sufrir.

A nivel social:

Orientarle en el tiempo y en el espacio para que sepa en qué día de la semana se encuentra, la fecha, la estación del año o la celebración del momento.
Motivarle para que realice sus actividades cotidianas.
Ayudarle a ejercitar, sobre todo, su memoria reciente.

El cuidador de ancianos debe, en todo momento, potenciar la autonomía de los mismos. Siempre que sea posible podrá encomendarle pequeñas tareas, o bien solicitar su ayuda o consejo de modo que se sienta valorado y no decaiga su autoestima.

Es de vital importancia que la persona designada para cuidar de una persona mayor tenga la delicadeza de consultar al anciano sobre sus preferencias, tenga en cuenta sus opiniones y consiga que se sienta útil. Otro punto a destacar es el respeto hacia su privacidad y la preservación de su intimidad; por ejemplo, golpear antes de entrar a su habitación, o retirarse discretamente cuando el anciano habla con algún familiar.

Finalmente, es correcto mantener la distancia adecuada y un trato educado. Si el adulto mayor se negase a efectuar alguna actividad o planteara objeciones de algún tipo, lo mejor es no discutir y esperar el momento adecuado para realizar un nuevo intento.

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