Fue un poco difícil que una persona que no me conocía de nada confiara en mí y dejara su mascota en mis manos, es normal cuando no te conocen, así que empecé hablando con vecinos y amigos de mis amigos que vivían cerca y podrían darme una recomendación. Así llegó Lucas, Tobie, Candie y Mechas, mis nuevos hijos, los recogía cada tarde y los llevaba a dar un paseo que me servía como distracción y fue una manera de tener un trabajo que me permitiera ayudarme económicamente con mis estudios.
Hay que saber de mascotas y entenderlas, ellos necesitan este tiempo al aire libre para socializar, ganar confianza, motivarse y tener salud; al final de cada tarde, los devolvía a sus dueños y ellos notaban como el animal era más feliz, los recibían con más amor y esto les llenaba de satisfacción.
“… Fue una salvación para mí, pues vivo sola y mi mascota es mi única compañía, pero no podía del cargo de conciencia pensar que todo el día que estaba trabajando mi perro estaba amargado y encerrado, esto ahora ya no es un problema…”
Amo mi trabajo, disfruto de lo que hago, conozco personas que tienen el mismo gusto por los animales y desde que soy paseadora de perros, mis días han cambiado y estoy haciendo que el de mis clientes también, pues les doy tanto amor a sus mascotas y me he ido ganando su confianza, ahora ellos me recomiendan con más personas y voy teniendo nuevos hijos que cuidar cada tarde, así que, si un día me ves con 5 perros por un parque, no corras, únete a nosotros y vamos a dar un paseo.
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