Disfruté mucho de la Ingeniería Civil, pues también es otra de mis grandes aficiones. Sin embargo, cada vez que tenía invitados en casa y no paraban de halagar los platillos improvisados que les servía, no podía evitar pensar que tal vez me había equivocado de camino. Mis amigos amaban tanto los platillos que les preparaba que un día Luis, mi amigo de la infancia, organizó una cena con su familia y amigos más cercanos para pedir la mano de su novia Renata y me pidió que yo me encargara de la cena. Lo dejó todo en mis manos y aparte ofreció pagarme. Claramente no acepté su dinero y le aclaré que lo haría con todo el gusto del mundo pues para mí era un gran honor que él me hubiera elegido para ser el cocinero en esta noche tan especial.
Desde el momento en el que Luis me hizo esta propuesta yo instantáneamente sabía los platillos perfectos para la ocasión: para picar lo ideal serían unos mejillones al vino y un mousse de espárragos, como entrada elegí una crema de queso con uvas, seguido por un lomo al chipotle acompañado con espinacas a la mantequilla y, para terminar, un pastel de 5 chocolates.
Cuando llegó el día de la pedida todos estábamos muy nerviosos, pero también emocionados. La mamá de Luis se encargó de montar una decoración ideal para la ocasión, la música nos puso a todos en sintonía y entonces comenzó la cena. Nunca esperé recibir tantas felicitaciones y halagos de todos y cada uno de los integrantes de la cena, ¡estaban encantados con el resultado! …. Yo no lo podía creer, al parecer realmente tenía un talento para la cocina.
La noche fue increíble, los novios no se podían quitar la sonrisa de la cara y la noche terminó en una fiesta increíble llena de música y baile. Al día siguiente no podía dejar de pensar en el sentimiento que había tenido durante la preparación de la cena de Luis y Renata. Sentí un tipo de adrenalina increíble recorrer todo mi cuerpo, mi mente empezó a correr a mil por hora con las opciones, los ingredientes y la presentación de los platillos. Al día siguiente del evento, en retrospectiva, me di cuenta de que lo que había sentido era pasión por lo que estaba haciendo, cosa que nunca había sentido por la ingeniería. En ese momento abrí mi computador y me puse a buscar un curso de cocina cerca de mi casa. Después de comparar precios, pagué por anticipado uno de los cursos, sin pensarlo dos veces.
El curso fue todo lo que esperaba, aprendí muchas técnicas para cocinar, combinaciones de sabores que nunca antes hubiera imaginado, y formas de presentar platillos que eran completamente estéticas y captaban el ojo de cualquiera. Terminando este curso de dos meses supe que esto era lo que quería hacer por el resto de mi vida. Después del curso, sabía que era momento de tomar el siguiente paso, y empezar a buscar clientes que quisieran un chef. Decidí convertirme en un chef a domicilio pues me encanta crear esa relación personal con el cliente y dedicarme enteramente a un evento y a una ocasión en específico.
Fue entonces cuando encontré Tinkerlink, comencé publicando mi primer anuncio y rápidamente me contactaron personas que estaban interesadas. Mi primera clienta fue Andrea, que estaba organizando una comida para celebrar su titulación de la Universidad. Me reuní con ella para que me contara un poco más del evento y para ofrecerle ideas de platillos que creía que irían bien con la ocasión. Llevamos a cabo una degustación previa unos días antes del evento, Andrea estaba encantada. Cuando llegó el día me aseguré de tener todos los ingredientes, los platos y las herramientas necesarias para preparar mi primer menú de muchos por venir.
A partir de este momento comenzó lo que hoy en día es mi carrera como chef a domicilio. Desde ese primer evento supe que estaba haciendo lo que debía, que esta era mi pasión. Andrea me recomendó con todas sus amigas de la carrera y también con los familiares que acudieron a su evento. A partir de ahí, ocurrió una especie de efecto dominó y gracias a sus recomendaciones, cada vez más personas interesadas se ponen en contacto conmigo. Definitivamente mi vida cambió, empecé a trabajar y ganar dinero haciendo lo que realmente despierta una pasión en mí. Ahora entiendo que no hay vuelta atrás y que definitivamente estoy en el camino correcto.
Tinkerlink, expertos recomendados por gente que ya conoces.